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10 de marzo de 2016

IBAFF 2016 (III): O touro, Taxi Teherán y The sky trembles and the earth is afraid and the two eyes are not brothers


Llegamos ya al tercer día del Festival, una jornada que ha subido el nivel de forma notable respecto a las dos anteriores con tres grandes largometrajes y varios cortos sobresalientes (aquí la reseña a los ocho cortometrajes).

La primera película de la tarde es obra del inglés Ben Rivers, titulada The sky trembles and the earth is afraid and the two eyes are not brothers. Se podría decir que la mejor cualidad de la obra de Rivers es su dificultad respecto a una sinopsis. En el mundo del cine independiente es muy habitual mezclar documental y ficción pero pocos lo hacen de forma tan radical como Rivers. En la primera parte del relato asistimos a un documental donde observamos a la sociedad marroquí y su relación con los rodajes que invaden sus paisajes. De repente, el director de la película será secuestrado, mutilado y obligado a convertirse en un esclavo bailarín que funciona como un instrumento musical debido al traje que le obligan a llevar. Aunque el contenido cambia de documental etnográfico a estrambótica ficción el tono del relato no se altera aumentando la sensación de extrañeza de una obra cuyo final no hace sino confirmar el tono irónico del conjunto además de la intención de su autor de romper con etiquetas de géneros y cánones.


Después pudimos disfrutar de la mejor película que hemos visto estos días (aún nos quedan dos días de sorpresas) O Touro, película brasileña dirigida por Larissa Figueiredo. La obra es la opera prima de esta joven directora brasileña, pese o quizás gracias a ello, O touro es una película en la que confluyen muchas cosas y que, con mucha valentía, se expande con su avance. Comienza contando la leyenda de un antiguo rey que se convirtió en toro. De nuevo parece un documental en la que una bella joven se acerca a esos poblados costeros brasileños para aprender más de dichas leyendas. Hacia la mitad de la película y, al igual que pasaba con la obra de Ben Rivers, de repente la película cambia y ya no sabemos dónde nos encontramos, su protagonista empieza a moverse en el terreno de la fantasía donde las viejas leyendas se notan reales tras la cámara.


Pese a su cambio formal, la película cuenta con una cadencia muy bien lograda que hace hipnótico su desarrollo. La primera parte, en la que vemos el día a día de los aldeanos, como recogen agua del pozo, bailan, beben, ligan o narran historias rodeados de chamanes, sirve a posteriori para llevarnos, como a la protagonista, a ese mundo místico en el que entrará sin vuelta atrás. Después de un baño para bucear con una de las ancianas locales aparece la joven en sola en una playa cuya imagen se deforma. A partir de ahí entramos en un recorrido místico en el que ya no nos hacen falta que nos recuerden las leyendas por que las estamos viendo, aunque sea fuera de cuadro. Sin duda una obra potentisima, compleja ópera prima que paso por Locarno o Rotterdam, los dos máximos exponentes de este tipo de cine. No se equivocaron en su selección, como tampoco lo ha hecho este festival IBAFF. Si Terrence Malick hiciese falsos documentales de bajo presupuesto probablemente serían como O touro.



Para mejorar aún más las sensaciones de una jornada de gran cine, de cine que tiene muchas cosas que decir, la guinda del día fue Taxi Teherán (Jafar Panahi, 2015). Película galardonada con el Oso de Oro en el Festival de Berlín de 2015 que ya tuvo crítica aquí hace unos meses. 

Cada vez queda menos IBAFF...

Por Rafael S. Casademont

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