El cineasta griego Yorgos
Lanthimos vuelve al cine tras cuatro años de su última película, y viene
captando una gran atención, pues, a parte de su reparto internacional (Collin
Farrell y Rachel Weisz), la trama es más disparatada que en sus anteriores
obras, cosa que parecería impensable: con Canino
(2009) conocemos a un matrimonio que ha criado a sus tres hijos adolescentes sin dejarles salir de su mansión, creando un
universo particular absurdo y sin ningún tipo de influencia exterior. En Alps (2011) se describe a un grupo de
personas que ofrecen reemplazar a los muertos que han dejado un vacío en las
familias afectadas a cambio de dinero.
En Langosta, Premio del Jurado en el Festival de Cannes y mejor guion
y vestuario en los Premios del Cine Europeo, se narra la historia de un hombre,
Collin Farrell, un soltero que va a pasar 40 días en un hotel en donde debe
encontrar pareja antes del tiempo establecido, sino se convertirá en un animal.
El espectador se percatará poco a poco de que la película se ambienta en un
mundo distópico en el que, por norma, no se puede estar soltero. Pero, como en
todo mundo, existe una comunidad rebelde que sí lo es. Allí, irónicamente,
conocerá a una chica, Rachel Weisz, por la que romperá las normas de la pequeña
comunidad.
Lanthimos pasa de crear micro-mundos
extravagantes a convertir el mundo en sí en un entorno absurdo y sin sentido.
El espectador probablemente quede sorprendido por una propuesta original en
donde se reflexiona sobre el miedo a vivir solo, sobre el miedo a vivir
emparejado, sobre la necesidad de elementos comunes para tener afinidad, etc.
Pero probablemente el espectador también se sienta alejado de ese extraño
universo con el que es muy difícil conectar y empatizar. De esta manera, parece
que la única intención de Lanthimos es sorprender más que transmitir un mensaje
claro.
La película cuenta con una primera
parte curiosa: el espectador siente una intrigante necesidad por conocer lo que
pueda suceder dentro de ese hotel en donde existen unas normas rigurosas de
conducta. El comienzo desconcertante y divertido cae progresivamente en una
segunda parte lenta, aburrida y sin gracia. De esta manera, y a pesar de las
correctas interpretaciones (con especial mención al personaje cruel e
inexpresivo interpretado por Angeliki Papoulia), Langosta es una propuesta divertida y audaz que se desinfla
progresivamente hasta convertirse en una película con más intención que
resultado.
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