-

4 de junio de 2014

Los chicos del puerto: Aquel cine español



El español, ganador y dos veces participante en el Festival Internacional de cine de Moscú con sus dos únicos largometrajes, Alberto Morais, es en la actualidad uno de los directores clave del cine de nuestro país en lo que al panorama internacional se refiere.

Podría destacarse del nuevo films de Morais, en primer lugar, su bajo nivel de resonancia publicitaria en medios de comunicación o en cualquier forma de distribución cinematográfica tradicional. Pese a que Las Olas (2011) se alzó con el premio a Mejor película en el festival ruso y que con Los chicos del puerto se abrió paso de nuevo en la sección oficial, el desconocimiento del film frente a obras más dedicadas a llenar salas que a preocuparse por el avance narrativo del cine o su exploración y experimentación resulta realmente lógico en una industria cinematográfica como la española, por el hecho de ser un cine totalmente independiente.


Los chicos del puerto propone al espectador un intesantísimo análisis sobre la mezcla de factores ''cine español'' y ''Guerra Civil'', asunto éste último eternamente dilatado por la rama artística del país. Mientras que la mayoría de obras cinematográficas y televisivas que versan sobre el acontecimiento bélico por excelencia de la historia moderna del país han venido dedicándose a extremar las situaciones dramáticas no como retrato de una realidad, sino como simple atrayente, (excluyendo de este grupo a casos individuales como El espíritu de la colmena, Vida en sombras o El viaje a ninguna parte, entre otras varias), los personajes de Los chicos del puerto se comportan de una forma fría y distante a situaciones frustrantes de todo tipo. Los anacronismos consiguen impedir la ubicación temporalmente la obra, recurso hábilmente utilizado para realizar un análisis general de la situación del cine en la España actual. Miguel golpea su pelota contra una antigüa pantalla donde antes se proyectaban películas, y la esconde como un objeto prohibido, ¿queda algo de ese cine realmente concienciado con la historia?


La misión de transportar una chaqueta militar a la tumba de un compañero de guerra del abuelo de Miguel, o que éste se encuentre encerrado bajo llave en una habitación de donde no le dejan salir, pueden querer hablar sobre el olvido de la guerra civil por parte de la generación adulta actual, o de su falta de compromiso, pero ante todo Morais no quiere poner en mano del público simbolismos explícitos que puedan identificarse con facilidad, sino que el espectador es el encargado de catalogar el film como una obra dedicada a la Guerra Civil o un simple ejercicio cinematográfico dedicado a resaltar cómo el público acostumbra a asociar todos y cada uno de los elementos con el acontecimiento en cuestión.


El viaje no obtiene un resultado concreto, y para Miguel, Lola y Guillermo el principio de esta historia es el final, y todo vuelve a comenzar sin posibilidad de cambio, su situación se vuelve tan frustrada y desoladora como la de su abuelo, o la de aquel viejo cine con el que Miguel intentaba jugar.

Alfonso Cañadas para Cine a la Carbonara.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

No hay comentarios :

Publicar un comentario