Xavier
Dolan, el jovencísimo director canadiense de 25 años de edad estrenó en la
pasada edición del Festival de cine de Cannes,
con un éxito supremo (y que seguramente le consagra como
cineasta, consiguiendo el Premio Especial de Jurado junto a Jean-Luc
Godard, ni más ni menos), su cuarto largometraje titulado Mommy.
La historia se centra en sus tres personajes principales, Diane Despres, una joven madre que ha quedado viuda (Anne Dorval), Steve, su hijo adolescente e hiperactivo (Antoine Oliver-Pilon) y su peculiar vecina Kyla (Suzanne Clément). Dolan fabrica situaciones en torno a sus tres protagonistas, a partir de las cuales podremos ver destapados sus problemas y las diversas soluciones que se plantean gracias a su mutuo apoyo, complementando cada personaje a los dos restantes.
La historia se centra en sus tres personajes principales, Diane Despres, una joven madre que ha quedado viuda (Anne Dorval), Steve, su hijo adolescente e hiperactivo (Antoine Oliver-Pilon) y su peculiar vecina Kyla (Suzanne Clément). Dolan fabrica situaciones en torno a sus tres protagonistas, a partir de las cuales podremos ver destapados sus problemas y las diversas soluciones que se plantean gracias a su mutuo apoyo, complementando cada personaje a los dos restantes.
Pero
sin duda esto no fue lo que dio fama a Mommy, ya que Dolan se atreve, y se ha
dado cuenta que tiene donde apoyarse para lanzar esos atrevimientos.
Desde
Post Tenebras Lux (2012) de Carlos Reygadas, pasando por Jauja (2014) de
Lisandro Alonso, podemos descubrir un abanico de trabajos donde jugar con los formatos cinematográficos se ha convertido,
más que en una simple práctica alejada del cine común y relegada al de aspecto
puramente experimental, en una cuestión formal que cada vez se encuentra más
presente en el cine contemporáneo, eficaz
para generar una determinada sensación en los espectadores.
Dolan
estrecha la pantalla hasta límites insospechados para generar esa sensación de claustrofobia
y opresión a la que está sometido su sentimental protagonista. La radical propuesta
del jovencísimo realizador canadiense se resuelve con sutileza, derrumbando las
barreras que oprimen a Steve, y también a parte del cine actual.
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