De los creadores de Lluvia de albóndigas llega LEGO, la película. Se podría esperar que
una película de una marca de juguetes solo crearía una obra simplemente entretenida,
destinada al público infantil y, también, que tuviese como objetivo único el conseguir
que esas jóvenes mentes les pidiesen a sus padres sus propios legos al terminar
el film. Pues no, esta película de animación para todas las edades, no es solo
una de las críticas más sencillas, y por ello, más lúcida, al capitalismo y a
su forma de unificar a la sociedad en una masa uniforme, seguidora
de modas y marcas, sino que además, es una gran película.
Esta historia se sitúa por
completo en un genialmente recreado universo LEGO, salvo alguna excepción que nos
remite a películas como Matrix o El show de Truman. Cuenta la historia de
Emmet, un chico normal que será tomado por el elegido para salvar el mundo.
Tendrá que enfrentarse a Megamalo, un ser cuyo único objetivo es normalizarlo
todo. Con la ayuda de los maestros constructores (los únicos capaces de pensar
por sí mismos, en donde se encuentran las personas más creativas y relevantes
de todos los tiempos, reales o ficticias) Emmet y la chica de la película,
Super Cool, intentarán impedir que Megamalo lleve a cabo su plan definitivo.
Hablando de la película como
blockbuster de animación destinada a un público masivo, lo primero es decir que
la experiencia en sala es francamente genial. Es divertida en todo momento y su
recreación de un mundo de LEGO está llena de detalles. El humor, muchas veces
genialmente absurdo, no falta en ningún momento. Pero sobretodo, son los
personajes secundarios los que hacen que la historia y el entretenimiento no decaigan
ni un minuto. El poli malo bipolar es un enemigo genial para un equipo en donde
vemos a un ilusionado astronauta, a un pirata a lo transformer, a Gandalf,
Superman, Linterna Verde, Wonderwoman, Shakespeare y hasta a Milhouse entro otros muchos. Por
encima de todos ellos destaca Batman, más divertido que nunca y digno de un
spin-off propio.
Además del entretenimiento de la
película, que funciona también en adultos y que contentará a los fans del
blockbuster como pocos films, La LEGO
película tiene mucha inteligencia. A pesar de estar dirigida a un público
infantil y de estar al servicio de una empresa internacional de juguetes, el
film se atreve a jugar con los símiles del mundo real, llevados al mundo LEGO, y
ridiculizarlos sin ningún miramiento. No solo se critica al Starbucks, a la
canción de moda dictada por los medios, etc, sino también al sistema político
democrático que actúa de manera dictatorial, en la sombra, haciéndonos creer
ser participes de una libertad que, en
realidad, está totalmente controlada. El mundo LEGO, como el mundo real, está
falto de creativos y lleno de gente rutinaria, y como para el mundo real, su
única esperanza son esos marginados y extraños seres llamados creadores, gente
que aún piensa por sí misma.
Además, la película corona su
mensaje con una bella enseñanza que esperemos que cale muy hondo en su público,
tanto infantil como adulto. Los adultos, a veces, metidos en la rutina del
trabajo y la vida “responsable”, nos olvidamos de cómo era cuando éramos
imaginativos y creativos, como era cuando éramos niños. Todas las personas con
su nombre grabado en la historia, como los maestros constructores de la
película, han sido gente que, en su época, veía lo que nadie veía y que pensaba
lo que otros nunca pensarían, hombres y mujeres que, en definitiva, fueron
niños más tiempo de la cuenta.
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