Ocho años después, otra
esperadísima entrega de 300 llega a las
salas. La película es un spin-off que abarca todo lo que ocurre mientras se
sucede la batalla de las Termópilas, narrada en la anterior entrega. De esta
forma, la película 300, el origen de un
imperio sirve para contextualizar lo acontecido en el film de 2006.
Es cierto que la película también
muestra la situación después del sacrificio de los 300 pero, al contrario de
cómo parece en los engañosos trailers del film, esto es solo un espejismo. La
película solo añade personajes de contexto a la anterior, explicando el origen
del rey Xerxes y mostrando las batallas de las demás polis griegas en el resto
de los frentes de guerra. Hay que admitir que no todo es engaño ya que, en su
última parte, muestra que Esparta se une a la batalla para vengar a sus 300
hombres, tal y como anuncia el film en los medios, pero ¿eso no nos lo decían
ya en 300?
Por lo tanto, esta historia,
falta de interés por sí misma excepto en su tramo final, es solo una sucesión
de batallas que, además, suceden mientras se desarrolla la única batalla
interesante, la de las Termopilas narrada en 300. Por lo tanto, este spin-off se encuentra ante la difícil
situación de contar una historia interesante que ya ha contado y que por lo
tanto no puede volver a mostrar. Por si ese vacío argumental fuese poco, el
protagonista, que toma el relevo de Gerard Butler, es uno de los protagonistas
más sosos y menos atrayentes de los
últimos tiempos. Se llama Sullivan Stapleton e interpreta al comandante de las
tropas atenienses, Temistocles. En la versión del 2006 la exagerada cultura espartana daba cierto sentido, dentro del exceso, a los soldados poderosos y
extremadamente musculados. En esta, sin embargo, parecen obviar el cerebro
razonador del público cuando ve a esculturales soldados, que saltan diez
metros, quejarse de que no saben luchar porque solo son granjeros y campesinos.
Pero no todo es malo en esta
entrega. Es peor que la primera, la historia no tiene ningún interés y el
protagonista es completamente irrelevante. Sin embargo, no deja de ser un
producto disfrutable como espectáculo para los que deseen ver muertes y más
muertes a cámara lenta. Sus imágenes, extremadamente digitalizadas, siguen
siendo de alta factura, aunque ya no sorprenden como en su primera entrega. En
el reparto y en la historia hay un único punto positivo, pero es poderoso, se
llama Eva Green e interpreta a Artemisa, la comandante de la flota persa. Como
suele ser habitual, la actriz pose una gran fuerza en pantalla y todas sus
escenas se salvan con su atrayente presencia, que da al film pequeños picos de
interés coincidiendo con sus apariciones. Pero también hay que decir que
cualquier intérprete con un poco de carisma, y Eva Green tiene bastante,
destacaría ante tan baja competencia. Además, la historia de su personaje
parece ser lo único en lo que se esforzaron unos minutos en pensar los
creadores del film.
Por ello, 300, el origen del imperio, no deja de ser un entretenimiento
aceptable y una oda al cine espectáculo puro y duro. Sin embargo, falta
inteligencia detrás, algo que te haga interesarte por el film, falta una
historia de sacrificio e heroicidad como la de la original, faltan los
espartanos y sobran los atenienses (muy mal definidos). En definitiva, falta
vida, falta cine, sobra espectáculo.
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